Un estudio realizado por matemáticos de la Universidad de
Uppsala (Suecia) revela que el aplauso es un comportamiento humano muy
contagioso y que, cuando asistimos a un concierto, a una conferencia o a una
obra de teatro, al concluir el espectáculos los individuos se sienten más
presionados para unirse al aplauso cuanto mayor es el número de espectadores
que da las palmas. El experimento revela que los sujetos no suelen hacer una
elección independiente sobre lo bueno que es un espectáculo para decidir cuantas
veces aplauden, sino que responden de una forma totalmente previsible que
depende del volumen de aplausos en la sala.
Según los autores, del mismo modo que se calcula cuándo se
extenderá la gripe cada año, se podría medir cómo se difunden las nuevas modas,
cómo evolucionan las protestas políticas o en qué medida se adoptarán ciertos
hábitos de comportamiento entre la población, aplicando las matemáticas.
"El comportamiento se contagia en un grupo como una enfermedad que salta
de individuo en individuo hasta que todos los ocupantes de una habitación están
infectados", aclaraban los autores en un artículo que ha publicado la
revista Journal of the Royal Society Interface.
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